31 jul 2010
EL NEGOCIO URBANÍSTICO FRACASADO DE JULIO IGLESIAS
Cómo ya escribió José de Espronceda sobre un velero bergantín, Julio Iglesias está viento en popa y a toda vela. Esta semana, llegó a su casa de descanso en la localidad de Ojén, a ocho kilómetros de Marbella, junto a su pareja, Miranda Rijnsburger, y sus cinco hijos pequeños. Su intención: poder continuar con su gira Starry Night por Europa y empezar a trabajar en su próximo disco previsto para finales de año.
Sin embargo, entre tanto ajetreo, hay algo que puede llegar a preocupar al cantante. Los planes que había ideado respecto a su residencia malagueña, que llamó Cuatro Lunas, en referencia a uno de sus discos, cada vez parecen más difíciles de alcanzar. La finca de la Costa del Sol, que compró por 12 millonesde euros a un jeque libanés, está situada en una incomparable atalaya cuyos terrenos colindantes ha ido adquiriendo en los últimos años (uno de ellos tenía 40 hectáreas y pertenecía al torero Curro Romero).
En un principio, la idea de Julio era poder convertir parte de las más de 80 hectáreas de su finca en suelo urbanizable. Pero parece ser que, tras el caso Malaya, que llegó a imputar a más de cien personas del Ayuntamientos de Marbella, la licencia necesaria para recalificar el suelo rústico sería casi imposible de conseguir.
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